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TEXTOS |
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JUSTINO FERNÁNDEZ.
La pintura moderna mexicana. Ed. Pormaca,
(Colección Pormaca 6). México, 1964.
En su obra se distinguen claramente dos etapas: la espontánea,
candorosa y a menudo intencionalmente cursi, con acento
popular, que tiene su culminación en el gran retrato de Maria
Asúnsolo reclinada en un diván; la segunda tendencia,
posterior a su estancia en Roma, es de tipo semi-abstracto y en ella
luce un excelente sentido del color; los temas son líricos,
pero con referencias a la muerte o al sexo; la culminación
de esta segunda etapa es un gran cuadro con un pescado de alucinante
color.
El dibujo y la litografía han sido otros de sus medios expresivos,
así como la escultura en cerámica, y ha producido en
este medio obras originales tendientes a las proporciones monumentales.
La viva inteligencia y sensibilidad dé Soriano toman variedad
de giros como fue patente en la serie de obras inspiradas en el retrato
de Lupe Marín (1962). Imaginativo y audaz, Soriano ha hecho
incursiones en la decoración teatral con buen éxito;
pero es su obra de pintor la que le asegura un lugar en nuestra historia.
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