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'Expía' Marek culpa con Chopin
Por José Galindo
REFORMA

(23 Mayo 2003).- El representante del pintor Juan Soriano dona a un museo de Polonia varias cartas del compositor

Marek Keller se indignó cuando supo que un coleccionista texano había comprado una carta manuscrita del compositor polaco Federico Chopin (1810-1849) en una subasta en Nueva York.
"¡Este caprichoso señor le va a mostrar la carta a sus amigos en un cocktail party de botas y sombreros!", pensó el representante del pintor Juan Soriano.

El único perdedor en la subasta había sido el pueblo polaco, supo entonces, debido a que la representante de la Sociedad Federico Chopin de Varsovia estuvo a mil dólares de poder adquirir la carta.

En lugar de aplacar su indignación escuchando una polonesa y bebiendo una copa de vino, Keller, polaco radicado en México desde hace 15 años, decidió actuar.

Cuando se enteró de que en el HÖtel Drouot, la casa de subastas parisina, se pondrían a la venta tres cartas de Chopin, habló con la directora de la Sociedad Chopin de Varsovia -fundación encargada de cuidar y promover el legado del músico- y con su ayuda eligió los dos documentos más relevantes. Asistió a la subasta, compró las cartas y las donó a la sociedad en una ceremonia realizada en Varsovia en 1998.

Pero dos misivas no le parecieron suficientes y se puso a buscar más entre coleccionistas privados de Europa. "Algunas de las cartas que he podido obtener tratan sobre temas triviales, domésticos", explica Keller, "pero en otras Chopin se refiere a su obra y a su vida privada, especialmente a su relación con (la escritora) George Sand".
Como resultado de estas acciones, el 27 de mayo visitará Varsovia para donar siete cartas del pianista al Museo de la Sociedad Federico Chopin.
Entre las motivaciones de Keller para adquirir y donar estas cartas menciona cierto sentimiento de culpa. Tras dejar su patria en 1972, por estar en desacuerdo con el sistema comunista, ocurrieron cambios políticos que convirtieron a Polonia en el primer país socialista que rompió con el dominio soviético.
"Yo no tomé parte en estos cambios y lo sentí como una falta de mi parte", explica. Cada quien lava sus culpas de distinta manera, y Keller decidió hacerlo devolviendo a su patria las cartas de una de las figuras predilectas de Polonia.
"Chopin es querido en mi país no sólo por la maravilla de su genio, sino también porque es como un espejo de numerosas vidas polacas. Durante la historia de Polonia, mucha gente ha tenido que huir por la situación política. El no tuvo que salir del país por estos motivos, pero vivió como un exiliado en Francia. Su vida fue como la de millones de polacos que a través de los años han tenido que querer a su patria desde lejos".
De las siete cartas que donará, la más larga no se encuentra aún en su poder: es un documento de ocho páginas que lo espera en la caja de seguridad de un banco en Varsovia.
"Hay estudios bastante sólidos sobre la correspondencia de Chopin", señala Keller. "Muchas de sus cartas están publicadas. Pero esta última nunca había aparecido, con lo cual los expertos están fascinados".
Keller obtuvo este documento de un coleccionista holandés especializado en manuscritos históricos, quien ya antes le había vendido otras cuatro cartas. Las otras dos las compró en el HÖtel Drouot, pero a pregunta expresa, se negó a revelar en cuánto dinero las adquirió.
Algunas de las cartas están escritas también por Sand -pseudónimo de Aurore Dudevant-, lo cual les da un valor especial.
"Estas cartas en las que George Sand escribe un fragmento son bastante raras, porque cuando rompieron su relación ella destruyó toda la correspondencia que guardaba", señala.
Además de las cartas, la donación incluye dos dibujos a tinta trazados por Sand: un retrato del pintor Delacroix y una caricatura de Chopin entrando a un banquete. Estos dibujos también serán exhibidos en el Museo de la Sociedad Federico Chopin en Varsovia
 
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Juan Soriano | 2004